Sabemos que eres un enamorado del vino y de todo aquello que está relacionado con él. Hoy vamos a ver, de manera muy esquemática, una serie de apuntes que podrán ayudarte en tu día a día vitivinícola. Hace un año escribimos un post parecido en el que hablábamos de cuánto vino llevar a una cena, qué son los sulfitos y curiosidades sobre la uva y la cata. Puedes leerlo aquí.
Ahora que eres un auténtico winelover únicamente te toca perfeccionar algunos detalles o descubrir otros nuevos para ser todo un experto…
¿Qué significa la añada?
En prácticamente todos los vinos que encontrarás, verás que en la etiqueta frontal y casi siempre en las contraetiquetas aparece un año. Éste se conoce como la añada del vino y representa el año en el que se ha cosechado la uva que lo compone.
Cada Consejo Regulador de cada Denominación de Origen suele hacer catas todos los años de las uvas recogidas en cada añada y calificarlas, generalmente como buena, muy buena o excelente. De esta forma, todo aquel que se interese por la calidad de un vino de una añada en concreta podrá tener una guía que no es definitiva pero que puede ser de ayuda a la hora de elegir.
A partir de esta añada, dependiendo del tipo de vino y de su conservación, podremos saber de forma aproximada el tiempo máximo de envejecimiento que puede tener un vino, aunque, como siempre te decimos, nuestro consejo es que disfrutes del vino cuanto antes y no arriesgarse a que se estropee.
¿Por qué una botella tiene 75 cl?
Son varias las teorías que intentan explicar el por qué a la capacidad de una botella estándar de vino.
La más «romántica» dice que los antiguos vidrieros que soplaban cada botella, una a una, tenían una capacidad máxima de soplado similar a esos 75 cl por lo que se fijó ese volumen como medida aceptada por todos. Pero existen otras teorías más técnicas o incluso lógicas.
Una segunda teoría tiene más peso histórico. Durante el siglo XVIII el Reino Unido dominaba la comercialización y distribución de vino a nivel mundial y una de sus medidas de volumen más comunes eran los galones (4.5 litros). Para transportar un galón de vino, se dividió en unidades más pequeñas y más fácilmente manejables. Si dividimos un galón de vino en seis unidades obtenemos la cantidad de 0.75 litros, es decir, 75 cl que es la medida que ahora se usa de forma tradicional para embotellar el vino.
¿Por qué una barrica tiene 225 litros?
Un razonamiento muy similar al anterior nos lleva a investigar por qué una barrica tiene una capacidad de 225 litros. Es cierto que, al igual que las botellas, hay barricas más grandes y más pequeñas pero la medida más popular es la de 225 litros. Si hacemos la división descubriremos que 225 litros corresponde a 300 botellas de 75 cl o lo que es lo mismo a 50 galones de vino.
La forma cóncava de la parte inferior de las botellas es para ayudar a servir el vino.
Falso. Seguro que te has dado cuenta, la parte inferior de las botellas, suele tener una cavidad más o menos pronunciada que en muchos restaurantes se aprovecha para servir el vino, pero no nos equivoquemos, esta «hendidura» no está diseñada con este fin.
Los vinos, principalmente los espumosos se embotellan bajo mucha presión, por eso sus corchos son más grandes, utilizan un bozal para sujetarlo y la botella por lo general es más pesada. Esa forma cóncava está relacionada con estos tres puntos. Para evitar roturas, y dar solidez y resistencia, esa forma cóncava inferior, más gruesa y, por lo tanto, más resistente, aporta seguridad al proceso y evita posibles roturas.
A qué temperatura debo servir el vino.
Hemos hablado ya muchas veces de este tema, pero nunca está de más recordarlo. Como resumen podemos decir:
- Los vinos blancos y espumosos deben servirse entre 6 y 8ºC.
- Los vinos tintos entre 13 y 15º (aunque cada vez suelen beberse más fríos).
- Los vinos rosados tienen un rango intermedio y aunque pueden beberse a 8ºC igual que los vinos blancos, pueden alcanzar una temperatura ligeramente superior.
Los estados fenológicos de la vid.
Al igual que el resto de plantas (y animales), la vid presenta, año tras año, una serie de estados fenológicos que podremos ver en el viñedo si nos fijamos (en algunos casos más, en otros casos menos. Alguno de los estados más significativos y visibles son:
- Yema de invierno. Un nuevo brote comienza a crecer en la planta que lleva todo el invierno en estado de letargo.
- Lloro. Te invitamos a leer el artículo de nuestro compañero Álvaro Catalina.
- Punta verde. Las yemas se van abriendo poco a poco con la subida de las temperaturas.
- Hojas incipientes y hojas extendidas. Estos dos son muy rápidos y no son más a la continuación de un proceso lógico, las yemas comienzan a formar hojas que poco a poco se van abriendo.
- Botones florales. Los primeros racimos, todavía sin formar comienzan a aparecer como pequeñas bolitas verdes.
- Floración. Las flores del viñedo son muy efímeras y delicadas. Pueden verse durante pocos días.
- Cuajado. Cuando cae la flor y los estambres marchitos. La baya comienza a crecer.
- Grano tamaño guisante. La planta comienza a aportar gran cantidad de nutrientes a la baya y alcanza un tamaño similar al de un guisante.
- Envero. En este caso, nuestra compañera Verónica Pareja nos explica el envero.
- Maduración. La uva ya está lista para ser recogida es el momento de la vendimia. ¿Cuando llega el momento óptimo de vendimia?
- Caída de las hojas. Cuando ya ha terminado la vendimia, las hojas comienzan a amarillear y a caerse. En el viñedo comienza la hibernación.