Estamos terminando el mes de agosto y la climatología nos sorprende con temperaturas muy bajas, cercanas a los 4ºC que nos hacen preguntarnos ¿cómo afecta al viñedo esta bajada tan brusca de la temperatura? Hoy vamos a contestar a esta pregunta.
El clima es un factor trascendental a la hora de hablar del crecimiento y maduración de cualquier ser vivo, y el viñedo no es ajeno a ello. En estos días estamos sufriendo bajadas importantes de temperaturas que nos llevan a cuestionarnos sus consecuencias.
El clima en la Ribera del Duero
Estamos en la Ribera del Duero, cuna de grandes vinos españoles. Más concretamente Bodega Matarromera y Bodega EMINA Ribera están situadas en Valbuena de Duero, un pueblo privilegiado en lo que a calidad de sus vinos se refiere.
El clima en Valbuena de Duero está caracterizado por veranos muy calurosos y secos e inviernos muy fríos y con mucho viento. La temperatura media oscila entre los 0 y los 29ºC y rara vez baja a menos de -4 °C o sube a más de 34 °C. Estas condiciones climáticas son especialmente propicias para el correcto crecimiento del viñedo, en concreto, de la variedad Tempranillo o Tinta del País (una de las más extendidas en toda España).
Durante todo el año, las condiciones climáticas apoyan la correcta evolución del viñedo, pero si debemos de agradecerle especialmente esta evolución a tres factores, podríamos destacar:
- Por un lado la lluvia, con unos índices pluviales que consiguen el crecimiento moderado y justo del viñedo. ¿Conoces el estrés hídrico?
- Por otro lado el viento, que en esta zona del Duero consigue una gran velocidad gracias al estrechamiento del valle y que limpia el viñedo de patógenos.
- En tercer lugar el calor y las horas de sol que son los grandes culpables de la perfecta maduración de la uva.
Durante todo el mes de agosto hemos vivido temperaturas bastante altas (propias de esta época del año), pero casi por sorpresa, las temperaturas han sufrido una bajada muy drástica alcanzando, durante esta última noche de agosto, temperaturas muy bajas.
En muchos posts hemos hablado del clima y de cómo afecta al crecimiento y maduración de la uva, al desarrollo de la planta y, en consecuencia, a los vinos que se elaboran cada año. Está claro que la temperatura y la oscilación térmica entre el día y la noche son un punto de suma importancia y digno de mención y estudio.
El crecimiento del viñedo.
Desde aproximadamente el mes de marzo, el viñedo ha ido cambiando su forma día tras día. Hemos pasado por todos los estados fenológicos del viñedo hasta ahora, que nos encontramos finalizando el envero y disfrutando de la maduración de la uva.
Podemos calcular que, tras el envero, pasarán unos 45-50 días hasta el inicio de la vendimia. Ahora mismo estamos en este intervalo de tiempo, en el que cada día es crucial, y en el que el registro de temperaturas y horas de frío y calor es muy importante.
La oscilación térmica.
La oscilación térmica es la diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Esta diferencia es buena y, en principio, cuanto mayor sea, mejores resultados tendremos en el viñedo y en la uva.
En estos momentos estamos obteniendo registros de temperatura estupendos siempre que las temperaturas no sean mucho más altas ni mucho más bajas. Durante el día la uva madura y durante la noche se produce un «efecto frigorífico» que hace que se asimile dicha maduración.
La temperatura y las condiciones climáticas son un factor fundamental en este momento, tanto es así que un aumento o una disminución drástica de la temperatura puede tener terribles consecuencias.
Si la temperatura asciende demasiado y este aumento es constante, puede provocar la deshidratación de la planta. Por el contrario, un descenso demasiado brusco y continuado de la temperatura puede provocar su parada vegetativa.
La maduración de la uva.
Con el envero la uva ha alcanzado su crecimiento y es en este momento, cuando la uva comienza a madurar. Para tener controlado en todo momento el estado de la uva, en todas nuestras bodegas ya se están realizando índices de maduración. Estos análisis se miden parámetros como el nivel de azúcar, de pH, de acidez, de ácido málico, de taninos, de antocianos…
Muchas veces hablamos de maduración, pero es necesario diferenciar entre maduración fenólica y maduración alcohólica.
- La maduración alcohólica es la relacionada con el azúcar, el pH y la acidez. Podemos simplificarla diciendo que con la subida de las temperaturas el azúcar de la uva se transformará el alcohól.
- La maduración fenólica está relacionada con taninos y antocianos, muy relacionada con los aromas. Más relacionada las bajas temperaturas que asientan la maduración conseguida durante el día.
Es necesario que ambas maduraciones vayan a la par. Un exceso de calor provocaría que la maduración alcohólica fuese más rápida y obtendríamos valores que podrían indicar que el inicio de la vendimia está cerca. Si la maduración fenólica no ha avanzado lo suficiente, estaríamos ante una uva todavía verde, astringente y amarga.
Las temperaturas que estamos viviendo estos días nos garantizan que estas maduraciones vayan a la par y ninguna se adelante. Con la llegada de la noche, la temperatura baja considerablemente y produce este efecto frigorífico que propicia la maduración fenólica.
Todos estos datos nos ayudarán a plantear la próxima vendimia 2020, que se presume excelente.