Muchos de los que leeis este blog, habeis visitado en alguna ocasión Bodega Emina. Para los que no lo sepan, la entrada de la Bodega está custodiada por un vigilante muy especial, OINOZ, de casi cinco metros de altura y 500 kg de peso.
El vino es inspiración y creatividad, es tradición: pasado, presente y futuro. OINOZ (obra de Cristobal Gabarrón) es un pequeño homenaje a esta historia y a los grandes hombres que hacen el vino.
Cada rincón de esta obra recoge una historia, como la alegría de Oinos y Estéfilo, dos de los primeros hombres que probaron el jugo exprimido de unas bayas capaces de mudar, casi de forma mágica, el estado de ánimo; o la figura de Noé, responsable de la primera plantación de viñedos tras el dilubio universal.
OINOZ, con la transformación natural provocada por el paso del tiempo, pretende reproducir la nobleza y el sabor que ese mismo periodo de tiempo aporta al vino.
