Estamos casi convencidos de que nunca te has planteado el origen de la denominación del «vino tinto» pero, ¿porqué lo llamamos así? El vino blanco es blanco, el rosado es rosado, pero el «rojo» lo denominamos tinto. Vamos a resolver tus dudas.
Nadie en España llama vino rojo al vino tinto, siempre lo hemos llamado así, y seguramente nunca nos hayamos parado a pensar en el porqué. El resto de tipologías de vino reciben el nombre de su color, pero esto no ocurre en el caso de los vinos tintos… Vamos a descubrir el porqué.
Vino, wine, vin…
Desde que todos tenemos uso de razón, el vino tinto recibe ese nombre y, muy probablemente, nadie se haya parado a pensar en el porqué de esta denominación. En otros países no ocurre así. Por ejemplo, en los países de habla inglesa, el vino blanco se denomina white wine y el vino tinto red wine (es decir, vino blanco y vino rojo según una traducción literal), lo mismo ocurre en francés que el vino blanco recibe el nombre de vin blanc y el vino tinto vin rouge. Pero en español no ocurre así. ¿Por qué el vino tinto recibe ese nombre?
El origen de la palabra tinto
Para descubrir este origen, vamos a recurrir a la etimología de la palabra tinto. Esta palabra proviene del latín tinctus, que significa teñido. Esta palabra, a su vez, proviene del verbo tingere que significa impregnar en tinte por inmersión.
Es entonces clara la procedencia de este nombre para designar a los vinos de color borgoña. Ya hemos hablado en otras ocasiones que son los compuestos fenólicos los que determinan el color del vino, entre ellos los antocianos. Estos antocianos están presentes en la uva y durante el proceso de vinificación tiñen o tintan el mosto (incoloro, al igual que la pulpa de la uva).
Puede ser este por tanto el origen de la palabra tinto. Su color se produce cuando los pigmentos de los antocianos colorean el vino. Por tanto, cuando hablamos de vino tinto, podemos decir que estamos hablando de vino teñido.