Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

¿Por qué despedimos el año tomando 12 uvas?

Muchos las conocen como las uvas de la suerte y, aunque es una tradición altamente arraigada en nuestra cultura, es posible que todavía no sepas el origen.

Toda España y gran parte de Latinoamérica despide cada año tomando 12 uvas, las conocidas como uvas de la suerte. Pero esto no siempre fue así. Hoy vamos a contarte las razones que han llevado a medio mundo a despedir el año comiendo 12 uvas.

El origen de la tradición de las doce uvas.

Casi con toda probabilidad, desde que tienes uso de razón, recuerdas que en tu casa se comían las doce uvas con la televisión o la radio conectada en directo con la Puerta del Sol de Madrid… Esto es así porque esta tradición se remonta a finales del siglo XIX, es decir, a hace algo más de 120 años. El origen de esta tradición tiene varias teorías, pero la verdad es que todas ellas pueden ser posibles y complementarias.

Una de ellas es que las familias burguesas españolas tenían por tradición celebrar el final del año con vino espumoso y uvas, lujos que, presumiblemente, no estaban al alcance de todos los públicos. Esta costumbre fue evolucionando e implantándose en clases sociales inferiores de la ciudad de Madrid, que pusieron como costumbre visitar la Puerta del Sol de Madrid para despedir un año y darle la bienvenida al siguiente comiendo doce uvas, una por cada campanada que sonaba en el Reloj de Gobernación, que es como se conoce al reloj de la Puerta del Sol, localizado en la Casa de Correos de la capital madrileña. 

Una segunda teoría tiene su origen en el año 1909, en el que, un excedente de producción de uva propició que gran parte del país tuviese disponibilidad de las 12 uvas para despedir al año como imponía la época.

La fiesta se convirtió en costumbre y ésta en tradición y, por eso, a día de hoy, raro es el hogar que no finaliza el año comiendo 12 uvas.

Doce uvas de la suerte.

La tradición dice que, para despedir bien el año y recibir correctamente al siguiente deben tomarse doce uvas, pero, ¿Por qué son doce? Pues al igual que en el apartado anterior, existen varias teorías que nos explican porqué son doce las uvas con las que se despide al año.

La más extendida es que, son doce, una por cada campanada que da el reloj, que marca el ritmo al que deben comerse. Otra teoría dice que son doce por los doce meses del año.

La explicación matemática de las 12 uvas.

Está claro que, la explicación a esta teoría tiene su origen en la medida del tiempo, que tiene su origen en el antiguo Egipto. Puede que esto te sorprenda, pero la forma en la que medimos el tiempo tiene su origen en la cultura del Nilo y el sistema sexagesimal. Este sistema tiene el número 60 en el centro de la diana y sus múltiplos y divisores como centro del sistema de medición. Así, se llegó a dividir el año en 12 meses de aproximadamente 30 días cada uno y cada día en dos ciclos de 12 horas, cada hora en 60 minutos y cada minuto en 60 segundos.

Como curiosidad, este sistema sexagesimal se utiliza también para medir los ángulos (un ángulo completo de 360º está formado por seis ángulos de 60 grados) y coordenadas, pero ¿Por qué 60? Los egipcios utilizaban el dedo pulgar para contar las falanges de sus dedos. Si cuentas con el dedo pulgar de tu mano derecha las falanges de tus dedos índice, corazón, anular y meñique, llegarás a doce (casualmente el número de horas hasta mediodía, el punto en el que el sol está en su punto más alto), si cada vez que cuentas doce levantas un dedo de la mano izquierda, podrás contar cinco vueltas, alcanzando así el número 60… Ahora puede que empieces a entender muchas cosas…

Por lo tanto, y para no desviarnos más del tema… Tomamos doce uvas por múltiples razones, pero podrían ser muchas más, principalmente, por las 12 campanadas que separan el ultimo y el primer día del año y por los doce meses que dejamos atrás y a los que le damos la bienvenida. Como toda estrategia de marketing, aportar el factor “suerte” es sinónimo de éxito, porque ¿Qué pasa si no nos tomamos un año las uvas? ¿Algún valiente se ha “atrevido” a no hacerlo?

Deja un comentario

0.0/5