Ahora que parece que todo se ha paralizado por un momento, salvo la limpieza de la casa, los bizcochos, las tablas de ejercicios (o, al menos, el intento), el teletrabajo… Nos preguntamos: ¿Qué va a pasar cuando todo esto termine? El post de esta semana es precisamente eso, una reflexión sobre qué hacer en el post-covid-19.
La mala suerte de los años 20.
Parece que ya estábamos avisados… Históricamente los años 20 no fueron especialmente buenos en materia de salud. Tres ejemplos de ello han sido la peste que asoló al mundo en 1320 y en 1720; el cólera que causó estragos a nivel internacional en 1820, o la famosa Gripe Española que provocó millones de muertos en 1920. Justo 100 años después una nueva amenaza ha llegado para, según parece, cambiar nuestro modo de vida, nuestros hábitos de consumo y, por supuesto, nuestras rutinas.
No es sólo el confinamiento, también lo que vendrá después
Todos los expertos opinan lo mismo, la economía no es inmune, ni mucho menos a este temido virus, pero en nosotros está que podamos hacer que todo pase cuanto antes y con los menores efectos posibles, exactamente igual que las consecuencias del virus en los humanos.
Las autoridades sanitarias nos están recomendando distanciamiento social, uso de mascarillas, máxima higiene… En definitiva, responsabilidad a la hora de intentar continuar con nuestra vida normal. Pero esa responsabilidad, una vez que todo esto pase debe de seguir, continuaremos practicando ese distanciamiento social, debemos de seguir teniendo cuidado, debemos de ser consecuentes y ante la aparición de síntomas multiplicar todas las medidas.
Pero también debemos de tener en cuenta que, una vez que esto pase, nuestra salud nos pedirá pasear y nos pedirá ver a amigos y familiares.
Somos el motor de la economía.
Cuando todo esto pase, nuestros bares y cafeterías nos necesitarán, al igual que nuestros restaurantes y comercios. Los hoteles, el sector turístico español y todos los productores de nuestro país. Es el momento de apostar por lo nuestro para que el coronavirus no se cobre más víctimas, en este caso en forma de empresas y puestos de trabajo. Y en este caso, el comportamiento de uno solo puede que no sea suficiente, pero unido al comportamiento de todos conseguirá grandes resultados.
El símil es constante… Durante estos días nos hemos encontrado con nosotros mismos, hemos tenido que aprender a convivir 24 horas al día con nuestras parejas, familiares, hijos, compañeros de piso… Algo que nunca habíamos hecho y para lo que no estábamos preparados… Cuando todo esto pase tenemos que apostar por el comercio que tenemos cerca de casa, por los productos locales en el supermercado, por ese pequeño restaurante al que llevas tiempo queriendo volver…
Sin olvidarnos de «los grandes» que, por supuesto, también se merecen y necesitan nuestra ayuda, no dejemos que nuestras pymes engorden las tristes cifras…
Ánimo y #quédateencasa
