Lejos del conocido milagro en el que Jesús, tras mandar llenar unas tinajas de agua, las convirtió en vino (Juan 2:1-11), la vinculación entre ambos es más que evidente. Hoy, 22 de marzo, celebramos el Día Mundial del Agua, y esto se merece un post en el que podamos abordar todo lo relacionado a estos dos elementos.
Aunque dicen que las comparaciones son odiosas, eso de comparar agua y vino que, en principio, no tienen nada que ver es, precisamente, el tema de este post. Vamos a poner sobre la mesa estos dos elementos y vamos a estudiar su relación.
El agua, elemento básico para la vida.
Está claro que, el agua, es un elemento básico para la vida de cualquier ser vivo. Aunque muchos de nosotros no lo hayamos probado, siempre hemos escuchado que el hombre puede vivir varios días sin comer, pero no sin beber. Esta afirmación toma mucho más peso en el caso de la vid, ya que su forma de supervivencia pasa por recoger agua a través de sus raíces y luz del sol a través de sus hojas (recordemos el proceso de la fotosíntesis que estudiamos cuando éramos niños).
Algo muy habitual en el viñedo es conseguir una situación de estrés hídrico en la planta. Es una situación en la que la disponibilidad de agua por parte de la planta es menor a la que esta necesita. El estrés hídrico provocará una mayor concentración, tanto de azúcar (que se transformará en alcohol), como de polifenoles, que darán como resultado una menor producción de uva pero de mayor calidad.
Composición del vino.
Como seguramente te imaginas, el vino está compuesto principalmente por agua, claro está, agua naturalmente contenida en la uva. En ningún momento se añade agua al mosto o al vino.
El vino es, fundamentalmente, un zumo de uva fermentado y, como tal, gran parte de su composición es agua, concretamente, posee en torno a un 85% de agua. Otros componentes del vino son el alcohol, la glicerina y el glicerol, distintos ácidos y sustancias fenólicas. La perfecta combinación de todos ellos dan como resultado el vino.
Agua y sostenibilidad.
En materia de sostenibilidad, el agua y concretamente su consumo, juegan un papel muy importante. Desde Bodegas Familiares Matarromera, como muestra del compromiso de toda la compañía por la lucha contra el cambio climático, la sostenibilidad y el medio ambiente, son muchas las acciones que cada día se llevan a cabo para aportar nuestro granito de arena.
- Reducción de la huella hídrica. La reducción del consumo de agua y su consumo controlado, dirigido y preciso según las necesidades del viñedo es clave en este punto. Aquí destacamos la innovación y la digitalización aplicada al campo. Nuestros viñedos se encuentran monitorizados inteligentemente para analizar la estructura y funcionamiento de los viñedos y así reducir la disminución de inputs.
- Estación depuradora de aguas residuales. La instalación y utilización de las de E.D.A.R. nos permite tratar las aguas residuales que producen nuestros centros. Una vez depuradas, se devuelven al ecosistema en perfectas condiciones para su reutilización.
- Recogida de aguas pluviales. La recogida del agua de lluvia es otro factor clave en el desarrollo de nuestro programa de sostenibilidad. Nuestras bodegas cuentan también con un sistema de recogida y aprovechamiento de aguas pluviales, consiguiendo un ahorro estimado de agua del 50%.
Todas estas prácticas se traducen en un ahorro estimado de 60.000 litros al año, únicamente en el proceso productivo.