Los vinos tienen que estar a una temperatura adecuada a la hora de consumirlos para que estén en su punto. A veces cometemos errores como meterlos en el congelador para enfriarlos cuanto antes pero debemos saber que si hacemos esto puede influir negativamente en el vino y sus cualidades organolépticas por el cambio brusco de temperatura. Os preguntaréis entonces, ¿cómo enfriar bien los vinos? ¿Debemos meterlos en el frigorífico? ¡En este post os damos las claves!
En el caso de los vinos blancos, rosados y espumosos es recomendable guardarlos en el frigorífico entre 2º y 4º durante, como máximo, un mes aunque 3 o 4 horas será tiempo más que suficiente para que se enfríen bien y así poder consumirlos entre 4º y 6º. Los espumosos, a diferencia de los blancos y rosados, deberán guardarse de pie, tanto fuera como dentro de la nevera.
Si nos encontramos con la situación de que hemos preparado la comida y alguien trae una botella de vino que queremos abrir cuanto antes lo mejor es meterlo en agua con sal y hielo, así se enfriará rápidamente.
Los vinos tintos se pueden consumir a temperatura ambiente si no hace mucho calor, que estén entre 14º y 16º. No debemos meterlos nunca en el frigorífico y mucho menos en el congelador ya que si hacemos eso puede evolucionar más rápido y precipitar o frenar la evolución natural del vino.
Deben estar en un lugar que esté a 18º y que sea fresco, seco, sin cambios de temperatura y a oscuras (que no le de la luz del sol), lo ideal es que estén en una cava, pero si no se tiene una cava y se quiere enfriar un poco, podemos meterlo en una cubitera con agua fría o ponerlo cerca de una ventana durante el invierno (por ejemplo, una contraventana)
Una vez lo saquemos y lo abramos, podemos mantener el frío con una camisa que tengamos en el congelador (cuidado al servirlo si la camisa no tiene parte de abajo para que no se escurra la botella) o con una cubitera con hielo y agua en la mesa.
0 Comentarios