Como bien sabes, la cata de vino está compuesta de tres fases. Primer nos encontramos con la fase visual, después pasamos a la fase olfativa y terminamos con la fase gustativa. En la fase visual vamos a observar el vino y estudiar su color. En la fase gustativa vamos a probar el vino y analizar su gusto en boca. Pero antes de llegar a este punto vamos a pasar por la fase olfativa en la que vamos a hacer una descripción de todos aquellos aromas que nos vamos a encontrar en el vino. Esta segunda fase, la olfativa, es el centro de el post que hoy te traemos.
Llegar a diferenciar algunos aromas presentes en el vino, es una tarea que puede llevar muchos años de práctica, pero en las ganas y en la práctica está la clave.
¿Por qué se mueve la copa?
Si sueles ver a gente más o menos profesional o entendida
catando vino, veras que agitan la copa casi con maestría. Nuestra recomendación
es que, la primera vez que te enfrentes a este proceso lo hagas con cuidado,
para evitar posibles desastres… Pero, ¿por qué se mueve o agita la copa?
La realidad es que la fase olfativa consta de dos pasos. En primer lugar vamos
a oler el vino a copa parada y en segundo lugar agitando el vino.
- Cuando olemos el vino a copa parada, las sustancias más volátiles, aquellas que son más fáciles de ser reconocidos, se desprenden por sí solos.
- Cuando agitamos la copa, aquellos compuestos menos volátiles van a ir apareciendo poco a poco. Este paso nos da información muy importante sobre la intensidad aromática del vino.
- Existen otros dos pasos que no son muy comunes: por un lado agitando violentamente la copa y por otro lado con la copa ya vacía. En el primero, agitando la copa de forma violenta vamos a conseguir encontrar esos aromas menos volátiles que al agitar la copa no han aparecido. Al evaluar los aromas con la copa vacía, es posible que encontremos aromas poco perceptibles con la copa llena.
Tres tipos de aromas
Vamos a diferenciar principalmente tres tipos de aromas:
- Aromas primarios: son aquellos que provienen de la propia uva, característicos de la variedad, de la planta. Estos aromas suelen ser por lo tanto de fruta, minerales, especiados… A su vez podemos clasificar estos aromas primarios en:
- Florales: jazmín, rosas…
- Vegetales: heno, hierba…
- Frutales: melocotón, fresa…
- Minerales: granito, pizarra…
- Aromas secundarios: son aquellos que provienen de la fermentación del vino, tanto alcohólica como maloláctica. Estos aromas dependen, por lo tanto, de las levaduras y del proceso de fermentación:
- Lácticos: levadura, queso fresco…
- Fermentativos: brioche, panadería…
- Amílicos: plátano, caramelo…
- Aromas terciarios: en tercer lugar, los aromas terciarios provienen de la crianza de los vinos en barrica y su descanso en botella. Estos aromas, también se denominan “bouquet”. Es por lo tanto una unión y evolución de aromas primarios y secundarios. Vamos a encontrar aquí aromas frutales, florales, de piel, cuero, ahumado o café… Son aromas que dan complejidad al vino y que aportan también gran valor.
¿Todos los aromas son buenos?
Evidentemente no. Hay algunos aromas que nos dan a entender que hay algún defecto más o menos presente en el vino. Algunos defectos que no son agradables de encontrar son los aromas a corcho, a huevo podrido, a caldo de carne, a humedad, a vinagre…
Tras haber encontrado todos los aromas presentes en el vino, llega la hora de probar el vino, así que… ¿brindamos?