Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

El lloro del viñedo

¿Sabías que cada año por estas fechas los viñedos lloran? Este fenómeno es muy peculiar y, a la vez, poco conocido. Hoy hablamos con Álvaro Catalina, del departamento de I+D+i de Bodegas Familiares Matarromera, que nos desvelará porqué las cepas lloran.

Con la subida de las temperaturas, los viñedos van despertando de su reposo invernal y la savia recorre de nuevo la planta. Es en este momento cuando se produce uno de los fenómenos más visuales y curiosos en los viñedos ribereños: ‘El Lloro’.

Tranquilo, que no te embargue la tristeza. No lloran de pena, más bien de alegría, porque significa que tras su letargo invernal, vuelve su actividad vegetativa. Cuando la temperatura del suelo alcanza los 10ºC aproximadamente, la savia gotea en forma de lágrimas cuando llega a algún corte realizado durante la poda invernal. La cantidad de savia que llora una cepa depende de varios factores: por un lado, del grosor de los cortes; y cuanto más tarde se poda, más llora la planta. A partir de aquí, se reinicia el metabolismo celular a través de la respiración, comienza la absorción de agua y de elementos minerales y con ello la movilización de las reservas acumuladas en sus partes leñosas.

¿Cómo es posible el lloro del viñedo?

Te preguntarás, ¿cómo es posible que una vid, aparentemente inerte, pueda succionar la disolución del suelo y elevarla hasta las yemas de los pulgares que se encuentran en sus brazos? Esta conducción que termina en el lloro se realiza por un fenómeno, denominado presión radicular, que provoca el movimiento ascendente de la savia.

Pero como en todo final feliz, “los lloros” cesan al recubrirse los cortes de la poda con unas sustancias gomosas naturales producidas por unas bacterias. La planta de la vid puede llorar en torno a una semana o diez días. A partir de ese momento, la planta comenzará a brotar y el color verde se apoderará del viñedo con la rapidez que marquen las temperaturas.

Un fenómeno curioso y colorido relacionado con lo anterior, son los “lloros de sangre”, provocados por el desarrollo de un hongo saprófito en el agua lagrimada (hypomices biossalettianus), que forma una masa de color rojo, siendo este fenómeno observable en los años con primaveras frías, habituales en estos lugares.

Deja un comentario

0.0/5