Si pensamos en espumoso en seguida pensamos en cenas navideñas, en brindis tras las campanadas o tras soplar las velas en un cumpleaños. ¿Y por qué no pensar en el espumoso fresquito acompañando cualquier momento del verano? Un aperitivo en la piscina acompañado de unas gambitas de Huelva y olé!
Los clásicos del maridaje dirían que va muy bien con mariscos crudos o cocidos, excelente con las ensaladas frescas de verano, con Sushi es ideal, y prácticamente con cualquier tipo de pescado.
Pero el maridaje siempre dependerá de los gustos de cada uno y por qué no atreverse con en lechazo o cochinillo asado al estilo tradicional? Su frescor y acidez contrastará con la untuosidad de la carne del lechal. Sus burbujitas son muy digestivas y es que un buen espumoso se reconoce por sus burbujas, cuánto más pequeñas mucho mejor.
Se bebe a una temperatura de 4 ó 5 grados. Debe enfriarse en una cubitera con hielo y servirse en copas flauta, porque este tipo de copa nos permite apreciar la burbuja y sus aromas.
A la hora del postre el vino espumante va con casi todo, frutos rojos, helados artesanales, y por supuesto chocolate, el espumoso es fantástico para acompañar los postres.
¡A disfrutarlo!