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Se acerca el 14 de febrero, día de San Valentín, patrón de los enamorados… la fecha en la que millones de parejas en todo el mundo eligen para celebrar su amor en forma de sorpresas, miradas, regalos, una cena romántica… Y si hablamos de cena romántica, directamente pensamos en dos copas de vino coronando la mesa, y es que el vino aporta grandes dosis de romanticismo. Si quieres saber más sobre por qué el vino es pasión, te recomendamos leer este post.

Hablar de maridaje es hablar de un matrimonio metafórico entre vino y comida, con el objetivo de que ambos elementos sean mejores en conjunto, por lo que el maridaje es como el amor y consigue que el resultado sea mejor que la simple suma de las partes.

La parte más sencilla del maridaje es que simplemente hay alimentos que combinan mejor con algunos tipos de vino y al revés, hay vinos que complementan mejor que otros a ciertos tipos de comida. Si buscamos una explicación lógica, debemos entender que hay texturas, sabores, elementos… que se encuentran en vinos y alimentos, y que reaccionan al mezclarse.

La clave del éxito a la hora de pensar en maridaje es ver el vino como un ingrediente más y estudiar el comportamiento del mismo cuando llegue la hora de cenar. Aunque se podría escribir mucho sobre maridajes, podemos simplificar al máximo las reglas con unas normas básicas. Los vinos blancos maridan mejor con pescados y los tintos con carnes. Los vinos con crianza en barrica (tintos o blancos) complementan muy bien con alimentos más elaborados, y los vinos jóvenes (sin barrica), con alimentos más suaves y frescos. Los vinos rosados se encuentran un poco a medio camino entre los tintos y los blancos a la hora de hablar de maridaje.

Si vamos a ejemplos de maridaje más concretos, teniendo en cuenta que las posibilidades son infinitas, te proponemos algunas opciones:

Mariscos, pescados blancos, aperitivos suaves, maridan perfectamente con vinos blancos.

Pasta, pizza, todo tipo de arroces y embutidos… prueba a combinarlos con vinos rosados.

Carnes blancas, embutidos curados… son el complemento perfecto de vinos tintos sin crianza.

Carnes rojas, asados, estofados, son buenos compañeros de tintos con crianza.

Los vinos dulces maridan muy bien con postres.

Los vinos espumosos y frizzantes pueden acompañar cualquier plato.

Ten en cuenta que si beber alcohol supone un impedimento por cualquier motivo (salud, embarazo…). También puedes disfrutar de vinos sin alcohol.

La norma por excelencia del maridaje depende del gusto de los comensales. Si los comensales prefieren los vinos tintos a los blancos no tendrán reparo en ir contra estas normas básicas de maridaje.

Terminamos contándote un secreto y es que, además de los regalos tradicionales de San Valentín, regalar una botella de vino puede ser una fantástica opción. ¿Debemos guiarnos por las puntuaciones y premios para comprar vino?

Hablando de amor y de vino unicamente se nos ocurren cosas bonitas, así que te aconsejamos no desaprovechar cualquier oportunidad que puedas vivir con tu pareja, y si a cada momento vivido lo maridas con una copa de vino… ¡MUCHO MEJOR!

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